La luna, enamorada,
Temblaba, en la tarde, de frío;
Los árboles lloran sus hojas
En la tristeza del estío.
El solitario y gris paisaje
Y la tierra, de hojas bañada,
Acompañan el esplendor
Y la pureza de mi amada.
Las blancas perlas de sus ojos
Son la luz en mi sendero;
Por esos ojos tan dulces
Es que yo tanto la quiero.
Sus dulces y rojos labios
Son mi joya más querida;
Por ellos haré mil cosas:
Por ellos daré mi vida.
Sus cabellos, rayos dorados
Que ondean, deleitando al viento,
Son causa del gran amor
Que hacia ella yo siento.
Su suave rostro, tan cálido,
Bello como una blanca rosa,
Hace que yo vea a mi amada
Cada día más hermosa.
La luna temblaba de frío
En la tarde, enamorada,
Codiciando la belleza
De mi dulce y tierna amada.
sábado, noviembre 19, 2005
"Fria belleza"
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